martes, 16 de agosto de 2011

Realismo Literario

El Realismo literario es una corriente estética que supuso una ruptura con el Romanticismo, tanto en los aspectos ideológicos como en los formales, en el tercio central del siglo XIX.
El origen del término es francés: aparece aplicado a la literatura hacia 1825 para referirse a la imitación por parte de los románticos de la naturaleza y al detalle descriptivo de algunos de sus novelistas. Más tarde, su significado se precisó para aplicarse a ciertos pintores como Gustave Courbet que, frente a los temas grandilocuentes y las escenografías aparatosas del Romanticismo, llevaban a sus lienzos sencillas escenas de la vida cotidiana; enseguida se aplicó el vocablo a las obras literarias animadas de un propósito análogo de reciger fieles testimonios de la sociedad de la época.
Hacia 1850 en Francia una serie de escritores y críticos presentan ya al Realismo como una nueva estética alejada u opuesta a la romántica. En 1856 aparece una revista titulada precisamente Réalisme, que en uno de sus números dice:
El Realismo pretende la reproducción exacta, completa, sincera, del ambiente social y de la época en que vivimos... Esta reproducción debe ser lo más sencilla posible para que todos la comprendan.
Los rasgos fundamentales del Realismo son los siguientes:
  • Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad
  • Se opone al Romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo trascendental; aspira, en cambio, a reflejar la realidad individual y social en el marco del devenir histórico.
  • Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
  • El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a los usos de los distintos personajes, que son complejos, evolucionan e interactúan influyendo en otros.
  • Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
  • El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad.
  • Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva posible.

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